Observan por primera vez la 'bola de fuego' de una explosión estelar
Un grupo internacional de científicos, del que forma
parte la astrofísica de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) Glòria
Sala, observó, por primera vez, una explosión termonuclear de estrellas muertas
que originó una 'bola de fuego' con una intensa radiación de luz de rayos X.
Cuando estrellas como el Sol consumen todo su
combustible, se encogen para formar enanas blancas, y a veces estas estrellas
muertas vuelven a la vida en una explosión termonuclear y producen una bola de
fuego que emite una intensa radiación de rayos X, explicó Sala.
El trabajo, que hoy publica la revista 'Nature', fue
liderado por la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg de Alemania,
con la participación del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE),
la Universidad de Tübingen y el Instituto de Astrofísica de Potsdam, además de
Glòria Sala, investigadora de Grupo de Astronomía y Astrofísica de la UPC y del
Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC, noreste de España).
Las novas son explosiones estelares imprevisibles
que aparentemente aparecen como una 'nueva' estrella en el cielo.
El origen de este fenómeno se encuentra en la
acumulación de material de una estrella de un tamaño similar al Sol (como el
hidrógeno por ejemplo) sobre una estrella compañera enana blanca, un tipo de
estrella que tiene una masa similar a la del Sol pero concentrada en un cuerpo
celeste más pequeño.
Las condiciones extremas en la superficie de la
enana blanca provocan que el material acumulado en la superficie acabe
explotando y sea expulsado al espacio exterior en una enorme explosión
termonuclear, que expande el material y causa un aumento de la magnitud visible
de la estrella, momento que se puede observar desde la Tierra como una nueva
estrella en el cielo.
Glòria Sala declaró que las fases iniciales de la
explosión de una nova "ya se habían previsto de forma teórica: las altas
temperaturas de la explosión termonuclear causarían una intensa y breve emisión
de rayos X. Es lo que se conoce como 'bola de fuego' inicial".
Durante los días posteriores a la explosión, la
expansión de la bola de fuego provoca un bajón de la temperatura que hace que
evolucione hacia una gran esfera de gas más frío, que emite una luz visible y
causa la aparición de la nueva estrella en el cielo.
Pero, según Sala, "esta fase de 'bola de fuego'
es muy breve y se da horas antes de la aparición de la estrella en el
cielo".
Habitualmente, detectar astros con emisiones de
rayos X se hace desde satélites a los que se les da la orden de observar en la
dirección de la fuente descubierta, pero hay algunas misiones que tienen como
objetivo mapear el cielo: es el caso del telescopio alemán de rayos X eROSITA,
desarrollado en el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE), que
viaja a bordo de la misión ruso-alemana Spectrum-X-Gamma, lanzada desde
Baikonur (Rusia) el 13 de julio de 2019.
El objetivo de la misión es hacer un mapa global del
cielo y para ello escanea toda la esfera celeste cada seis meses.
Durante el segundo mapeo del cielo, el 7 de julio de
2020, detectó una nueva fuente de rayos X extremadamente brillante que duró
menos de ocho horas.
Una semana más tarde, el 15 de julio, se descubrió
desde la Tierra la luz de la explosión de la Nova Reticuli 2020 (YZ Ret),
localizada a una distancia de 2,5 kpc de la Tierra (2.500 parsecs, unidad
astronómica de longitud que corresponde, aproximadamente, a tres años luz o 30
billones de kilómetros).
Esto permitió identificar por primera vez que el
intenso flash de rayos X detectado por eROSITA correspondía a la bola de fuego
inicial de la explosión de la nova.
Según Sala, estudiar las explosiones de novas
permite encajar algunas de las piezas de la evolución química de la Galaxia y
de cómo se ha llegado a tener la variedad y distribución de elementos químicos
presentes en el Sistema Solar, después del Big Bang, partiendo un universo inicial
con una composición mucho más simple.
Por eso, la detección de esta bola de fuego,
inicialmente predicha por modelos, es una pieza clave para ajustar las teorías
de las explosiones estelares, concluyó Sala.
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