Las Fuerzas Aéreas de EE.UU. diseñan un nuevo material capaz de pensar
Investigadores de la Universidad de Pensilvania y de las Fuerzas Aéreas
de Estados Unidos han aprovechado el procesamiento de la información mecánica
del cerebro humano en respuesta a estímulas externos y lo han integrado en
materiales de ingeniería que "piensan".
El trabajo,
publicado en la revista 'Nature', se basa en una alternativa novedosa y
reconfigurable a los circuitos integrados. Los circuitos integrados suelen
estar formados por múltiples componentes electrónicos alojados en un único
material semiconductor, normalmente el silicio, y hacen funcionar todo tipo de
aparatos electrónicos modernos, como teléfonos, coches y robots.
Los
circuitos integrados son la realización por parte de los científicos del
procesamiento de la información, de forma similar a la función del cerebro en
el cuerpo humano.
Según el
investigador principal, Ryan Harne, catedrático asociado de Ingeniería Mecánica
James F. Will en Penn State, los circuitos integrados son el elemento central
necesario para la computación escalable de señales e información, pero nunca
antes habían sido realizados por los científicos en una composición distinta a
la de los semiconductores de silicio.
El
descubrimiento de su equipo ha revelado la posibilidad de que casi cualquier
material de nuestro entorno actúe como su propio circuito integrado: ser capaz
de "pensar" en lo que ocurre a su alrededor.
"Hemos
creado el primer ejemplo de un material de ingeniería que puede percibir,
pensar y actuar simultáneamente sobre la tensión mecánica sin necesidad de
circuitos adicionales para procesar dichas señales --explica Harne--. El
material polimérico blando actúa como un cerebro que puede recibir cadenas
digitales de información que luego se procesan, dando lugar a nuevas secuencias
de información digital que pueden controlar las reacciones".
El material
mecánico blando y conductor contiene circuitos reconfigurables que pueden
realizar una lógica combinacional: cuando el material recibe estímulos
externos, traduce la entrada en información eléctrica que luego se procesa para
crear señales de salida.
El material
podría utilizar la fuerza mecánica para calcular aritmética compleja, como
demostraron Harne y su equipo, o detectar frecuencias de radio para comunicar
señales luminosas específicas, entre otros ejemplos potenciales de traducción.
Asegura que las posibilidades son amplias porque los circuitos integrados
pueden programarse para hacer muchas cosas.
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