El glaciar del fin del mundo está sujeto solo por una fina línea de hielo

El llamado "glaciar del fin del mundo" de la Antártida, apodado así por su alto riesgo de colapso y amenaza para el nivel global del mar, tiene el potencial de retroceder rápidamente en los próximos años, dicen los científicos, amplificando las preocupaciones sobre el aumento extremo del nivel del mar que acompañaría su potencial desaparición.

El glaciar Thwaites, capaz de elevar el nivel del mar en varios metros, se está erosionando a lo largo de su base submarina a medida que el planeta se calienta. En un estudio publicado este lunes en la revista académica Nature Geoscience, los científicos cartografiaron el retroceso histórico del glaciar, con la esperanza de poder aprender de su pasado para predecir lo que probablemente hará el glaciar en el futuro.

Los científicos descubrieron que, en algún momento de los dos últimos siglos, la base del glaciar se desprendió del lecho marino y retrocedió a un ritmo de 2,1 kilómetros por año. Eso es el doble de la velocidad que los científicos han observado en la última década.

Esta rápida desintegración se produjo posiblemente "tan recientemente como a mediados del siglo XX", dijo Alastair Graham, autor principal del estudio y geofísico marino de la Universidad del Sur de Florida, en un comunicado de prensa.

Esto sugiere que el glaciar Thwaites tiene la capacidad de sufrir un rápido retroceso en un futuro próximo, una vez que se retire más allá de una dorsal del lecho marino que está ayudando a mantenerlo a raya.

"El Thwaites está casi al límite, y deberíamos esperar registrar grandes cambios en pequeñas escalas de tiempo en el futuro incluso de un año a otro, una vez que el glaciar retroceda más allá de una dorsal poco profunda en su lecho", dijo en el comunicado Robert Larter, geofísico marino y uno de los coautores del estudio del British Antarctic Survey.

El buque de investigación del Programa Antártico de Estados Unidos Nathaniel B. Palmer trabajando cerca de la plataforma de hielo oriental Thwaites en 2019.

El glaciar Thwaites, situado en la Antártida Occidental, es uno de los más anchos de la Tierra y es más grande que el estado de Florida. Pero es solo una fracción de la capa de hielo de la Antártida Occidental, que contiene suficiente hielo para elevar el nivel del mar hasta 4,8 metros, según la NASA.

A medida que la crisis climática se ha ido acelerando, esta región ha sido vigilada de cerca por su rápido derretimiento y su capacidad de destrucción costera generalizada

El propio glaciar Thwaites ha preocupado a los científicos por décadas. Ya en 1973, los investigadores se preguntaron si corría un alto riesgo de colapso. Casi una década más tarde, descubrieron que, dado que el glaciar está anclado en el lecho marino, en lugar de en tierra firme, las corrientes oceánicas cálidas podrían derretir el glaciar desde abajo, provocando su desestabilización.

En el siglo XXI, los investigadores comenzaron a documentar el rápido retroceso del Thwaites en una alarmante serie de estudios.

En 2001, los datos de los satélites mostraron que la línea de tierra estaba retrocediendo alrededor de 1 kilómetro por año. En 2020, los científicos encontraron pruebas de que el agua caliente estaba fluyendo a través de la base del glaciar, derritiéndolo desde abajo.

Y luego, en 2021, un estudio demostró que la plataforma de hielo Thwaites, que ayuda a estabilizar el glaciar y evita que el hielo fluya libremente hacia el océano, podría romperse en cinco años.

"A partir de los datos del satélite, registramos estas grandes fracturas que se extienden a través de la superficie de la plataforma de hielo, esencialmente debilitando el tejido del hielo; algo así como una grieta en el parabrisas", dijo Peter Davis, un oceanógrafo del British Antarctic Survey, a CNN en 2021. "Se está extendiendo lentamente a través de la plataforma de hielo y eventualmente se va a fracturar en muchas piezas diferentes".

Los hallazgos de este lunes, que sugieren que el Thwaites es capaz de retroceder a un ritmo mucho más rápido de lo que se pensaba recientemente, fueron documentados en una misión de 20 horas en condiciones extremas que mapeó un área submarina del tamaño de Houston, según un comunicado de prensa.

Graham dijo que esta investigación "fue realmente una misión única en la vida", pero que el equipo espera volver pronto a recoger muestras del fondo marino para poder determinar cuándo se produjeron los rápidos retrocesos anteriores. Esto podría ayudar a los científicos a predecir futuros cambios en el "glaciar del Juicio Final", que los científicos habían asumido previamente que tendría cambios lentos, algo que Graham dijo que este estudio refuta.

"Un pequeño golpe al Thwaites podría producir una gran respuesta", dijo Graham.

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