Un ámbar nos muestra cómo era la vida hace 30 millones de años
Una avispa, una flor y una mosca de las agallas
atrapadas en ámbar revelan un microcosmos de 30 millones de años de antigüedad:
el hallazgo es un momento exquisitamente conservado de la ecología
prehistórica, que podría aportar interesantes datos sobre los inicios de la
vida en la Tierra.
Una nueva investigación realizada por un científico
de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos, ha revelado una planta
y una avispa de variedades desconocidas hasta hoy, junto a una mosca de las
agallas en pleno desarrollo, conservadas en ámbar dominicano. Se trata de una
forma fosilizada de resina del extinto árbol Hymenaea protera, que habría
protegido a los ejemplares por más de 30 millones de años.
Los científicos creen que este árbol creció alguna
vez en un ecosistema de bosque tropical húmedo, en base a la variedad de formas
de vida sepultadas en su resina. De acuerdo a una nota de prensa, el trabajo
del entomólogo George Poinar, publicado recientemente en la revista Historical
Biology, documenta el primer registro fósil del género de plantas Plukenetia.
Los parientes vivos de la planta fosilizada son los miembros del género
Euphorbiaceae: crecen en todo el mundo, pero 1.800 especies se concentran en
las regiones tropicales del continente americano.
Según Poinar, cuyo trabajo de extracción de ADN de
insectos del ámbar dominicano inspiró la famosa película “Jurassic Park”, las
flores fósiles de los miembros de esta familia de plantas son muy extrañas. El
científico ha encontrado solamente un fósil previamente conocido, hallado en
depósitos sedimentarios en Tennessee, Estados Unidos. Los miembros de esta
familia incluyen el árbol del caucho, la planta de aceite de ricino y la flor
de Pascua, entre otras variedades populares.
Sin embargo, el descubrimiento revela no solo una
nueva especie de planta, sino también un microcosmos ecológico completo. La
avispa fosilizada pertenece a la variedad Hambletonia dominicana, descubierta y
clasificada por Poinar en 2020. Se trata de una avispa encírtida, un grupo de
parásitos que colocan a sus crías con huevos o larvas de insectos más pequeños,
que luego se convierten en comida para las avispas jóvenes en desarrollo.
Precisamente, mediante imágenes de alta resolución
el científico descubrió una diminuta larva de mosca de las agallas
(Cecidomyiidae) en el interior de una de las semillas en desarrollo de la flor,
que completa el trío de ejemplares eternizados. La avispa habría sido atraída
por la flor para poner un huevo: si el nuevo ejemplar hubiera logrado nacer,
rápidamente habría parasitado a la larva de mosca de las agallas, que
finalmente le hubiera servido de alimento.
Sin embargo, el plan de la avispa no pudo
concretarse: una gota de resina pegajosa congeló a los tres organismos,
dejándolos petrificados en el cuadro que hoy podemos ver, y en el que se han
preservado durante millones de años. Según Poinar, el descubrimiento puede
arrojar valiosa información sobre los fenómenos de polinización, depredación y
parasitismo en la prehistoria terrestre.
Aunque no hay una confirmación precisa sobre la edad
del ámbar dominicano, en este ejemplo su antigüedad oscilaría entre los 45 y
los 30 millones de años, un período identificado en base a la presencia de
cocolitos, que son placas de carbonato de calcio formadas por fitoplancton,
compuesto por organismos unicelulares.
Es tan impresionante la belleza del momento
inmortalizado en este cuadro que el científico estadounidense lo comparó con
las características de dos movimientos artísticos claves del siglo XX: las
elegantes curvas y las líneas alargadas de la flor recuerdan al estilo Art
Nouveau, mientras que el sugerente "baile" de la avispa, sus formas
decorativas y los ángulos agudos evocan el diseño Art Decó.
..
Comentarios
Publicar un comentario