La clave de los viajes espaciales está en los vientos solares
Mientras el cohete más potente de la historia
comienza sus ensayos y se presenta la nueva tripulación de la misión Artemis,
la carrera espacial hacia otros planetas debería centrarse en lograr un impulso
alternativo al combustible: los vientos solares. Esa es la conclusión de los
científicos.
Había una vez…
Desde que inició su vuelo el 5 de septiembre de 1977, la sonda Voyager 1
no ha hecho más que asombrarnos. Salió de nuestro sistema solar el 25 de agosto
de 2012, convirtiéndose en la primera nave espacial en hacerlo. Dos años más
tarde experimentó un «tsunami» de eyecciones de masa coronal del Sol que continuó
al menos hasta el 15 de diciembre de 2014, lo que confirma aún más que la sonda
se encuentra en el espacio interestelar. Estudió el clima, los campos
magnéticos y los anillos de los dos gigantes gaseosos (Saturno y Júpiter) y fue
la primera sonda en proporcionar imágenes detalladas de sus lunas. Actualmente
se encuentra a 23.816 mil millones de km de la Tierra y es el objeto más
distante creado por el ser humano. Excepto por su hermana, la Voyager 2, ha
habido pocas misiones satelitales comparables en los últimos años.
El coste es el principal obstáculo, pero el marco de
tiempo también es un factor. Calcular el diseño de viajes tan largos lleva
años, y la planificación y construcción de un vehículo espacial llevaría
alrededor de una década. Teniendo en cuenta el tiempo que necesitaría un
satélite para alcanzar objetivos distantes, significa que nuestro próximo
vistazo a las estrellas probablemente no llegue pronto. A menos que soplen
nuevos vientos.
En un informe publicado esta semana y liderado por
Slava Turyshev del Laboratorio de Propulsión a Chorro del Instituto de
Tecnología de California, la misma institución que lanzó las sondas Voyager,
Turyshev (junto a casi 30 científicos de Estados Unidos y Europa) propone un
nuevo medio de viaje que podría llevarnos a las estrellas de forma más rápida y
económica.
La navegación solar es un proceso mediante el cual
la presión generada por la radiación del Sol se aprovecha para la propulsión.
Esta tecnología demostró su eficacia en una exitosa misión en 2019 realizada
por el proyecto LightSail-2 de Planetary Society. El equipo de Turyshev propone
fusionar unidades de satélite en miniatura con un proceso de energía solar que
crearía un sistema de viaje rápido, económico y liviano. Básicamente un “rebaño
de cometas” que alzarían vuelo gracias al viento solar, sin necesidad de combustible.
«Las velas solares obtienen empuje mediante el uso
de materiales livianos altamente reflectantes que reflejan la luz del Sol para
impulsar una nave espacial mientras está en el espacio – explican los autores
–. La presión continua de fotones del sol proporciona empuje, eliminando la
necesidad de propulsores pesados y prescindibles empleados a bordo y en los
sistemas de propulsión química y eléctrica, los cuales limitan la vida útil de
la misión y los lugares de observación».
A esto hay que sumarle que las velas son mucho menos
costosas que el equipo pesado que se usa actualmente para la propulsión, y que
la presión continua de fotones solares hace que el empuje esté disponible de
forma constante para una amplia gama de maniobras, como flotar o cambios
rápidos de plano orbital.
Las velas solares y la miniaturización «han avanzado
en la última década hasta el punto en que pueden permitir misiones inspiradoras
y asequibles para llegar más lejos y más rápido, en las profundidades de las
regiones exteriores de nuestro sistema solar. Los veleros rápidos, rentables y
maniobrables que pueden viajar fuera del sistema solar abren nuevas
oportunidades para la exploración asequible”.
Con una maniobrabilidad mejorada, la nave espacial
podría llevar fácilmente pequeñas cargas útiles a múltiples destinos si es
necesario, y puede acoplarse con naves modulares. La dependencia del Sol y la
miniaturización de la lanzadera, que no requiere un sitio de lanzamiento
dedicado, demostrará ser un importante ahorro de costes.
«Una razón sustancial de los altos gastos en este
tipo de misiones es nuestra dependencia actual en productos químicos lentos y
costosos, lo que hace que la exploración del sistema solar sea insostenible. Se
necesita un nuevo enfoque”. Y con el reciente apoyo de la Nasa a este proyecto,
sería sencillo conseguirla.
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