La estrella gigante Betelgeuse está a punto de explotar
Si buscas en el cielo nocturno la constelación de
Orión, una de las más famosas junto a la Osa Mayor y la Cruz del Sur, es
posible que la detectes fácilmente gracias a que es más grande que la constelación
Cruz del Sur y más brillante que la Osa Mayor. En Orión encontraremos a
Betelgeuse o α Orionis, una estrella brillante del tipo supergigante roja. Es
la novena estrella más brillante del cielo nocturno (a veces incluso puede
llegar a la magnitud 0,0) y es fácilmente visible a simple vista (la puedes
buscar fácilmente porque brilla en un tono rojizo) aunque no todos los meses
del año (mejor los primeros meses).
La estrella tuvo un inesperado período de
oscurecimiento entre 2019 y 2020, que muchos interpretaron como su inminente
final, aunque decir que esta estrella se acerca al final de su vida es más
dramático para nosotros que si lo miramos en términos astronómicos.
Eso sí. Sabemos que la muerte de una estrella es de
los eventos más espectaculares que podemos contemplar en el universo; su
muerte, sobre todo teniendo en cuenta que tiene más de 10 veces la masa del
Sol, la transformará en una supernova tan brillante, que se verá como una Luna
llena en el cielo. Pero aún no ha explotado. Tras esa caída de brillo que
detectamos en 2019, la estrella ha recuperado su brillo, ha vuelto a atenuarse
y nuevamente ha vuelto a iluminarse.
Los astrónomos han concluido que Betelgeuse perdió
una parte sustancial de su superficie visible y produjo una gigantesca eyección
de masa superficial (SME) que fue lo que provocó su oscurecimiento. Esto es
algo nunca antes visto en el comportamiento de una estrella normal.
“El material denso oscurece casi por completo la
estrella, haciéndola 100 veces más débil en la parte visible del espectro. Esto
significa que, el día antes de que explote la estrella, es probable que no
puedas ver que estaba allí. Hasta ahora, solo hemos podido obtener
observaciones detalladas de las supernovas horas después de que hayan ocurrido.
Con este sistema de alerta temprana, podemos prepararnos para observarlas en
tiempo real, para apuntar los mejores telescopios del mundo a las estrellas
precursoras y ver cómo literalmente se destrozan frente a nuestros ojos”, explica
Benjamin Davies de la Universidad John Moores de Liverpool.
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