Por qué no podemos fiarnos del Pentágono para saber la verdad sobre los restos de naves 'alien'
© AVI LOEB | El astrofísico Avi Loeb analiza en su columna semanal las declaraciones al Congreso de EEUU sobre la ocultación por parte del Pentágono de restos de naves y material orgánico de origen alienígena
El presentador de "Morning in America" de
NewsNation, Markie Martin, me preguntó ayer: "Avi, tú eres astrofísico de
Harvard y la mayoría de nosotros no tenemos esa formación. ¿Cómo nos aconsejas
que interpretemos la audiencia en la Cámara de Representantes de EEUU sobre los
Fenómenos Anómalos No Identificados (FANI)?". Mi respuesta fue sencilla:
"Presten atención a la información objetiva presentada por los testigos.
Piense que es un jurado en un tribunal y decida si cree a los testigos".
Tener compañeros sintientes daría un nuevo sentido a nuestra existencia en el
vasto cosmos que hasta ahora parecía oscuro y solitario Markie también me
preguntó por la reacción de algunos colegas ante mi reciente expedición al
océano Pacífico, de la que informó el New York Times. Le expliqué que las 537
esférulas [los últimos datos aumentan esta cifra hasta 717 esférulas. N del T]
que hemos recuperado hasta ahora están siendo analizadas por los mejores
instrumentos del mundo en tres laboratorios: en la Universidad de Harvard, en
la Bruker Corporation y en la UC Berkeley. Los científicos citados en el reportaje
del New York Times no tienen acceso a estas esférulas ni a los datos de
nuestros instrumentos, y sin embargo expresan opiniones muy firmes sobre la
naturaleza de las esférulas. Esto contradice el método científico, según el
cual los científicos deben guiarse por pruebas experimentales. Algunos están
ansiosos por impugnar una carta formal del Comando Espacial de EEUU a la NASA
alegando que se basa en datos erróneos, sólo porque los datos del meteorito USG
2014-0108 no podían ser descritos por su modelo para las rocas espaciales. Yo
llamo a este pensamiento "la edad de piedra de la ciencia". Nunca
aprenderíamos algo nuevo si insistiéramos en que todo lo que hay en el cielo
deben ser rocas.
Además del Proyecto Galileo que dirijo en la
Universidad de Harvard, los legisladores y políticos están considerando
seriamente a los extraterrestres. Dado el interés público y gubernamental por
los objetos tecnológicos extraterrestres cercanos a la Tierra, los científicos
tienen la obligación de resolver la naturaleza de los FANI y los meteoritos
interestelares anómalos, en lugar de centrarse en nociones matemáticas abstractas
de otras dimensiones o el multiverso de las que no existen pruebas. Robert
Oppenheimer se sentía atraído por la física matemática abstracta y consideraba
la astrofísica como ciencia aplicada, pero su principal legado científico fue
la astrofísica a través de los estudios de las enanas blancas y las estrellas
de neutrones y el colapso de una estrella hasta convertirse en un agujero
negro.
En un
esfuerzo poco habitual, republicanos y demócratas iniciaron juntos la audiencia
de los FANI en la Cámara de Representantes de Estados Unidos el 26 de julio de
2023. Los tres testigos presenciales hablaron bajo juramento, lo que les hace
legalmente responsables de cualquier cosa que digan y facilita a los
legisladores la búsqueda de información adicional. Entre los tres se
encontraban David Grusch, antiguo representante de los oficiales de
reconocimiento nacional en el grupo de trabajo de la UAP en el Departamento de
Defensa, y dos pilotos militares, Ryan Graves y David Fravor. El serio debate
en torno a sus deliberaciones sugiere que el contexto extraterrestre de los
FANI está perdiendo su estigma. Si los científicos, el Congreso de EEUU y el
público quieren saber más, el Departamento de Defensa debería revelar todo lo
que sabe sobre los FANI que no sean de origen humano y potencialmente
extraterrestres.
placeholderDe izquierda a derecha: Ryan Graves,
David Grusch y David Fravor en su declaración en la Cámara de Representantes de
EEUU. (Reuters)
Los objetos procedentes del espacio interestelar no
respetan las fronteras nacionales y su naturaleza no es una cuestión de
seguridad nacional. Desde una distancia de miles de años luz, no importa cómo
los terrícolas se repartan la tierra en la superficie de esta diminuta roca,
sobrante del proceso de formación del Sol. Descubrir la naturaleza de los
objetos interestelares de fuera del sistema solar representa un conocimiento
que debería ser compartido por todos los humanos de la Tierra, en el espíritu
del conocimiento científico. Todos merecemos saber si tenemos vecinos. Las
pruebas de las pelotas de tenis lanzadas por los vecinos a nuestro patio
trasero no deberían ocultarse a la vista del público. En las declaraciones
iniciales, Graves señaló que "los FANI están en nuestro espacio aéreo,
pero se informa muy poco de ellos. Estos avistamientos no son raros ni
aislados; son rutinarios... Si se trata de algo más, es una cuestión para la
ciencia", y Fravor añadió: "Esta cuestión no tiene que ver con la
divulgación pública total que podría socavar la seguridad nacional... Lo que me
preocupa es que no haya supervisión por parte de nuestros cargos electos".
Durante la sesión de preguntas y respuestas, Fravor
señaló que se había encontrado con un comportamiento que va mucho más allá de
nuestras tecnologías pasadas y actuales. Grusch señaló que ha facilitado al
Inspector General de la Comunidad de Inteligencia los nombres de testigos de
primera mano, así como los lugares en los que se encuentran actualmente materiales
de naves espaciales alienígenas no humanas. También insinuó que los datos de
satélite indican información de apoyo. Prometió facilitar a los representantes
información de contacto relacionada. El ex subsecretario adjunto de Defensa
para Inteligencia, Chris Mellon, respaldó el testimonio de Grusch sobre un
programa de varias décadas de recuperación e ingeniería inversa de naves
espaciales extraterrestres, al declarar a principios de esta semana: "Me
han dicho que hemos recuperado tecnología que no se originó en esta tierra
funcionarios del Departamento de Defensa y antiguos funcionarios de
inteligencia".
Los sensores gubernamentales serían naturalmente los
primeros en registrar actividad inusual cerca de la Tierra porque vigilan el
cielo por motivos de seguridad nacional, mientras que los astrónomos entrenan
sus telescopios en fuentes de luz lejanas e ignoran los objetos de su entorno
inmediato. El carácter anecdótico de los informes anteriores sobre FANI es la
razón por la que el Proyecto Galileo que dirijo construye nuevos observatorios
que vigilan sistemáticamente todo el cielo y calibran las estadísticas de FANI
en relación con los objetos terrestres conocidos. El congresista Maxwell Frost
(D-FL) reconoció en sus comentarios el esfuerzo del Proyecto Galileo en la
Universidad de Harvard. Esperemos que, al permitir a los científicos acceder a
los datos del UAP que pueda tener el gobierno estadounidense, todos podamos
hacernos una mejor idea de si hay pruebas de vecinos cósmicos en nuestro patio
trasero. De ser así, podríamos aprovechar nuevas capacidades tecnológicas
estudiando los lugares donde se estrellaron viajeros interestelares en tierra o
en nuestros océanos. Tener compañeros sintientes daría un nuevo sentido a
nuestra existencia en el vasto cosmos que hasta ahora parecía oscuro y
solitario.
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