El Webb detecta posibles rastros de vida en un planeta a 120 años luz de la Tierra
Una nueva investigación realizada por un equipo
internacional de astrónomos utilizando datos del Telescopio Espacial James Webb
de NASA/ESA/CSA sobre K2-18 b, un exoplaneta 8,6 veces más masivo que la
Tierra, ha revelado la presencia de moléculas que contienen carbono, incluidos
metano y dióxido de carbono.
La primera comprensión de las propiedades
atmosféricas de este exoplaneta de la zona habitable provino de observaciones
realizadas con el Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA, que impulsó nuevos
estudios que desde entonces han cambiado nuestra comprensión del sistema. Se
realizaron nuevas observaciones con el instrumento NIRISS, aportado por Canadá,
y el instrumento NIRSpec, aportado por Europa, a bordo del telescopio espacial
James Webb de NASA/ESA/CSA .
K2-18 b orbita la fría estrella enana K2-18 en la
zona habitable y se encuentra a 120 años luz de la Tierra en la constelación de
Leo. Los exoplanetas como K2-18 b, que tienen tamaños entre los de la Tierra y
Neptuno, no se parecen a nada en nuestro Sistema Solar. Esta falta de planetas
cercanos análogos significa que estos 'subneptunos' no se conocen bien y la
naturaleza de sus atmósferas es un tema de debate activo entre los astrónomos.
La sugerencia de que el subNeptuno K2-18 b podría ser un exoplaneta Hycean es
intrigante, ya que algunos astrónomos creen que estos mundos son entornos
prometedores para buscar evidencia de vida en exoplanetas.
"Nuestros hallazgos subrayan la importancia de
considerar diversos entornos habitables en la búsqueda de vida en otros
lugares", explica Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge
y autor principal del artículo que anuncia estos resultados.
"Tradicionalmente, la búsqueda de vida en exoplanetas se ha centrado
principalmente en planetas rocosos más pequeños, pero los mundos Hycean más
grandes son significativamente más propicios para las observaciones
atmosféricas".
La abundancia de metano y dióxido de carbono, y la
escasez de amoníaco, apoyan la hipótesis de que puede haber un océano debajo de
una atmósfera rica en hidrógeno en K2-18 b. Estas observaciones iniciales de
Webb también proporcionaron una posible detección de una molécula llamada
sulfuro de dimetilo (DMS). En la Tierra, esto sólo lo produce la vida. La mayor
parte del DMS en la atmósfera terrestre es emitido por el fitoplancton en
ambientes marinos
La inferencia de DMS es menos sólida y requiere
mayor validación. "Las próximas observaciones de Webb deberían poder
confirmar si DMS está realmente presente en la atmósfera de K2-18 b en niveles
significativos", explica Madhusudhan.
Si bien K2-18 b se encuentra en la zona habitable y
ahora se sabe que alberga moléculas que contienen carbono, esto no significa
necesariamente que el planeta pueda albergar vida. El gran tamaño del planeta
(con un radio 2,6 veces el radio de la Tierra) significa que el interior del
planeta probablemente contenga un gran manto de hielo a alta presión, como
Neptuno, pero con una atmósfera más delgada rica en hidrógeno y una superficie
oceánica. Se predice que los mundos Hycean tendrán océanos de agua. Sin
embargo, también es posible que el océano esté demasiado caliente para ser
habitable o líquido
"Aunque este tipo de planeta no existe en
nuestro sistema solar, los subneptunos son el tipo de planeta más común
conocido hasta ahora en la galaxia", explicó el miembro del equipo
Subhajit Sarkar de la Universidad de Cardiff. "Hemos obtenido el espectro
más detallado de un subNeptuno en la zona habitable hasta la fecha, lo que nos
ha permitido determinar las moléculas que existen en su atmósfera".
Caracterizar las atmósferas de exoplanetas como K2-18
b (es decir, identificar sus gases y condiciones físicas) es un área muy activa
en astronomía. Sin embargo, estos planetas se ven eclipsados –literalmente–
por el resplandor de sus estrellas madre, mucho más grandes, lo que hace que
explorar las atmósferas de los exoplanetas sea particularmente desafiante.
El equipo evitó este desafío analizando la luz de la
estrella madre de K2-18 b a su paso por la atmósfera del exoplaneta. K2-18 b es
un exoplaneta en tránsito, lo que significa que podemos detectar una caída en
el brillo cuando pasa por la cara de su estrella anfitriona. Así se descubrió
por primera vez el exoplaneta. Esto significa que durante los tránsitos una
pequeña fracción de la luz de las estrellas atravesará la atmósfera del
exoplaneta antes de llegar a telescopios como Webb. El paso de la luz de las
estrellas a través de la atmósfera del exoplaneta deja rastros que los
astrónomos pueden reconstruir para determinar los gases de la atmósfera del
exoplaneta.
"Este resultado sólo fue posible gracias al
rango extendido de longitudes de onda y la sensibilidad sin precedentes de
Webb, que permitieron una detección sólida de características espectrales con
sólo dos tránsitos", continuó Madhusudhan. "A modo de comparación,
una observación de tránsito con Webb proporcionó una precisión comparable a
ocho observaciones con el Hubble realizadas durante unos pocos años y en un
rango de longitud de onda relativamente estrecho".
"Estos resultados son producto de sólo dos observaciones
de K2-18 b, y hay muchas más en camino", explicó el miembro del equipo
Savvas Constantinou de la Universidad de Cambridge. "Esto significa que
nuestro trabajo aquí no es más que una demostración temprana de lo que Webb
puede observar en exoplanetas de zonas habitables".
El equipo ahora tiene la intención de realizar
investigaciones de seguimiento con el espectrógrafo del Instrumento de
Infrarojo Medio ( MIRI ) del telescopio que esperan valide aún más sus
hallazgos y proporcione nuevos conocimientos sobre las condiciones ambientales
en K2-18 b.
"Nuestro objetivo final es la identificación de
vida en un exoplaneta habitable, lo que transformaría nuestra comprensión de
nuestro lugar en el Universo", concluyó Madhusudhan. "Nuestros
hallazgos son un paso prometedor hacia una comprensión más profunda de los
mundos Hycean en esta búsqueda".
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