La misión OSIRIS-REx de la NASA consigue traer a la Tierra muestras de un asteroide
Desde hace décadas, las misiones de la NASA han
tenido como objetivo investigar el espacio exterior y tener, poco a poco, una
mejor perspectiva del Sistema Solar y el resto del universo observable. Ahora,
después de años de duro trabajo, la misión OSIRIS-REx nos acerca hasta un asteroide
lejano para continuar aprendiendo sobre su naturaleza.
Una amalgama de rocas y polvo procedente del
asteroide Bennu ha llegado sano y salvo a la superficie de la Tierra,
aterrizando a las 16:52 horas, en horario peninsular, en el campo de pruebas y
entrenamiento de Utah, propiedad del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Y es que, a pesar del exitoso aterrizaje, la misión
OSIRIS-REx, cuyas siglas significan Orígenes, Interpretación Espectral,
Identificación de Recursos y Seguridad - Explorador de Regolito, aún no se
puede dar por concluida.
Algo más de una hora después del aterrizaje de la
cápsula, ésta ha sido transportada a lo que se denomina como una 'habitación
limpia temporal' y conectada a una fuente de nitrógeno. De hecho, desde la
página web de la NASA, se asegura que la conexión de la cápsula al nitrógeno es
una tarea esencial, dado que este gas no interactúa con apenas ningún compuesto
químico, con lo que de esta manera los científicos de la NASA se aseguran de
que las muestras en el interior de la cápsula están perfectamente
esterilizadas.
El objetivo principal de las muestras recogidas del
asteroride Bennu es poder comprender mejor cómo se forman los planetas y de
dónde procede el agua y los materiales orgánicos que millones de años atrás en
el tiempo crearon vida en la Tierra. Además, también se intentará aprender
acerca de aquellos asteroides considerados como peligrosos.
En la cápsula únicamente han viajado 250 gramos de
polvo y rocas de Bennu, que serán enviados al Johnson Space Center de Houston,
donde se extraerán las muestras y se catalogarán, para después se remitidas a
científicos en diversos lugares del planeta.
Por cierto, como curiosidad, la cápsula ha viajado
miles de millones de kilómetros en un viaje de ida y vuelta a Bennu, siendo
ésta desprendida de la nave de la misión a 102.000 kilómetros de distancia y
viajando hasta Utah a una velocidad media de 44.500 kph. Dante Lauretta,
investigador principal de la misión, afirma que:
La entrega satisfactoria de muestras de Bennu a la
Tierra es un triunfo del ingenio colaborativo y un testamento de lo que podemos
conseguir cuando nos unimos con un propósito común. Pero no tenemos que
olvidarnos, mientras esto pueda parecer el final de un increíble capítulo, que
es el principio de otro. Ahora tenemos una oportunidad sin precedentes de analizar
estas muestras y ahondar más profundo en los secretos del Sistema Solar.
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