Millares de salmones escapan de una piscifactoría de Islandia
Islandia está preocupada por el futuro de sus
salmones, y no es para menos. El pasado 20 de agosto miles de peces que eran
criados en una piscifactoría del país, pertenecientes a una cepa noruega,
escaparon a mar abierto y desde entonces están invadiendo numerosos ríos,
incluso a considerable distancia del lugar del que se fugaron. Esta situación
está poniendo en peligro la población de salmón salvaje, puesto que la
hibridación entre unos y otros daña la continuidad de la especie silvestre.
Hasta el momento, se han encontrado ejemplares de
salmón escapados de la piscifactoría (fácilmente reconocibles por sus aletas
rotas y la cola redondeada) al menos en 32 ríos del noroeste de Islandia, según
publica el diario The Guardian citando informaciones aparecidas en las redes
sociales, una de las cuales mostraba peces cubiertos de piojos de mar, un
parásito que puede ser letal para los peces salvajes. El Instituto de
Investigación Marina y de Agua Dulce (MRI) de Islandia confirmó que se han
encontrado peces de piscifactoría en varios ríos.
La fuga
masiva de salmones tuvo lugar en una piscifactoría de Patreksfjörður que es
propiedad de Arctic Fish, una de las empresas de cría de salmón más grandes del
país, propiedad del gigante salmonero noruego Mowi.
El hecho ha reavivado las críticas de ecologistas,
pescadores deportivos y algunos políticos, que piden restringir o prohibir la
piscicultura en el país. Además, no es la primera gran fuga que se produce: el
año pasado, otra empresa de cultivo de salmón, Arnarlax, fue multada con
807.000 euros por no informar del escape a mar abierto de 81.000 peces en 2021.
Un vecino que vive a decenas de kilómetros de la
instalación donde se produjo la fuga de este mes de agosto ya ha pescado 44
salmones de piscifactoría durante los últimos quince días. "Esto es una
catástrofe medioambiental", afirma este vecino. "Si se reproducen, el
salmón perderá su capacidad de sobrevivir".
De hecho, los
estudios han demostrado que la hibridación entre peces de piscifactoría y peces
silvestres produce crías que maduran más rápido y más jóvenes, lo que reduce la
capacidad de la especie para reproducirse en la naturaleza.
Hay tres razones, dicen los científicos, por las que
esta fuga es tan desastrosa: los peces están penetrando en una gran cantidad de
ríos, los hay en un número nunca visto antes, y un alto porcentaje de ellos han
alcanzado la madurez, por lo que están listos para reproducirse.
La semana pasada, la policía islandesa abrió una
investigación sobre si Arctic Fish ha violado las leyes que regulan la
piscicultura. Mientras submarinistas especializados, pagados por Arctic Fish,
tratan de recuperar la mayor cantidad posible de peces huidos, el director
ejecutivo de la empresa, Stein Ove Tveiten, quien, junto con los miembros de la
junta directiva, podría enfrentarse hasta a dos años de cárcel si es declarado
culpable de negligencia, se disculpó por el incidente, añade The Guardian.
A nivel mundial, el número de salmones silvestres
del Atlántico, una especie clave para la supervivencia de muchos mamíferos y
aves, ha disminuido desde los 8 o 10 millones en la década de 1970 a 3 o 4
millones en la actualidad. En Noruega sólo quedan 500.000, la mitad que hace 20
años. Los peces de piscifactoría y los piojos de mar que se escapan (un
problema persistente en estas industrias) son sus mayores amenazas. Escocia ha
experimentado una disminución del 40% en el retorno del salmón a los ríos durante
cuatro décadas.
Los ambientalistas también dicen que estas granjas
causan contaminación por los desechos orgánicos y los pesticidas para tratar
los piojos de mar. Una piscifactoría de tamaño mediano, de unas 3.000
toneladas, puede producir tantos efluentes como una ciudad de 50.000
habitantes, según la Autoridad Noruega de Control de la Contaminación, y los
problemas de eutrofización (demasiados nutrientes innecesarios añadidos a las
masas de agua, provocando proliferaciones nocivas de algas) pueden aumentar.
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