Descubren en Castilla-La Mancha un monumento funerario de 4.000 años apuntando a la constelación de la Cruz del Sur

 

Bocapucheros es una nueva clase de monumento funerario tumular que fue utilizado durante la Edad del Bronce. Se sitúa a sólo 6 km del poblado fortificado en altura de La Encantada (Granátula de Calatrava, Ciudad Real). Se instaló sobre una cresta cuarcítica rosa que sobresale en la comarca volcánica del Campo de Calatrava. Este espolón fue desbastado y modificado mediante labores de cantería con el fin de instalar en sus cotas superiores un gran túmulo funerario de más de 30 m de diámetro, con corredores y varias cámaras en su parte superior que fueron edificados con la mampostería resultante de esa actividad. Así, la cota del cerro pudo ser recrecida en torno 10 m desde la roca cortada. Bocapucheros se edificó en una zona de alto valor visual, conectado los valles del Guadiana y Jabalón, marcando el nacimiento del Arroyo de Añavate, afluente del Jabalón hacia el sur.

El monumento se encuentra en un estado de conservación excepcional. Aunque sus estructuras amenazan con colapsar por el resultado de la acción geológica de los agentes, su desmantelamiento parcial en la zona sur en época emiral, así como por la acción del expolio tradicional que ha derivado en el topónimo actual de la Fuente de Bocapucheros. En el conjunto prehistórico aún existen alzados originales de más de 3 m de altura en los túmulos. Son los mejor conservados en toda la Península Ibérica. Por ello constituyen una reserva arqueológica sin igual, de gran valor además para la Historia de la Arquitectura regional. Sus falsas cúpulas por aproximación de hiladas son las primeras en Castilla-La Mancha.

Por ello en 2022 y 2023 la Viceconsejería de Cultura y Deportes, el Ayuntamiento de Almagro y la empresa privada E2IN2 han cofinanciado un proyecto de investigación arqueológica para estudiar este yacimiento arqueológico.

Nuestra investigación por el momento se ha planteado los siguientes objetivos:

a)    Avanzar en el conocimiento del contexto cultural y territorial de Bocapucheros.

b)    Estudiar arqueológicamente Bocapucheros.

c)    Proporcionar a la comunidad científica y a la ciudadanía castellano-manchega información relevante sobre la monumentalización del paisaje de La Mancha en la Prehistoria Reciente.

    Para alcanzar estos objetivos estamos trabajando en las actividades que describimos a continuación:

1.    Limpieza y desescombrado general del yacimiento.

2.    Exacavación arqueológica, comenzando por las cámaras funerarias.

3.    Topografía del yacimiento y documentación fotogramétrica de las plantas excavadas.

4.    Estudio antropológico y de materiales.

5.    Dataciones y análisis de isótopos a tres individuos.

Hasta el momento hemos documentado tres cámaras funerarias en Bocapucheros. En todas ellas se han recuperado restos humanos de la Cultura de las Motillas.

Los estudios se encuentran en proceso y sin finalizar, pero ya sabemos que en la Cámara 2 fueron enterrados al menos dos o tres individuos, entre los cuales ya se ha caracterizado al denominado BP1.1 situado en los niveles superiores. Se trata de un varón adulto joven o maduro en etapas tempranas. Su estatura era de 1,67 m, en la media alta de los varones de la época hasta donde conocemos y de apariencia robusta. Su esqueleto presentaba un buen estado general, salvo algunas lesiones y remodelaciones producto del estrés ocupacional centrado sobre todo en actividad intensa y recurrente de extremidades inferiores (marcha), aunque también en brazos. Algunas de ellas son patologías vistas también en individuos enterrados en la motilla del Azuer y en el poblado de La Encantada. Con ciertas reservas diremos que tenía mala salud dental que le llevó a la perdida de al menos una pieza dental y seguramente un desgaste pronunciado. La falta de estas piezas no permite deducir ni siquiera aspectos generales sobre su alimentación.

Por otra parte, hemos encontrado una mandíbula de otro individuo, BP2. Se trata de una persona adulta madura, probablemente femenina, con una mala salud dental en la que destaca una importante retracción alveolar (periodontitis), fuertes desgastes, un proceso infeccioso y pérdida ante mortem de los molares principales. Significativamente, ambos enterramientos fueron prácticamente contemporáneos, denotando uso de este lugar funerario simultáneamente a las Motillas durante el Bronce Medio. Se fechan en 1884-1692 a.C. y 1878-1632 a.C., respectivamente; son coetáneos a la fase III de la motilla del Azuer.

Estas cámaras funerarias son visibles desde un amplísimo territorio del sur de la Meseta y nada más atravesar Sierra Morena desde Andalucía por el paso de Salvatierra. Hay que destacar la importancia de la visibilidad de este lugar posiblemente considerado sagrado en la Prehistoria reciente. La relación visual con otros hitos del paisaje y lugares coetáneos es muy amplia.

Por el momento las cuatro dataciones absolutas disponibles (dos más están en proceso) confirman la utilización de este enclave durante la Edad del Bronce Medio, aunque es posible que la construcción del lugar haya que llevarla a fases más antiguas según avancen los estudios, al igual que sucedió en Castillejo del Bonete (Terrinches, Ciudad Real). La localización en Bocapucheros durante esta campaña de un plato y un cuenco con decoración de tipo Campaniforme Ciempozuelos indica que la ocupación comenzó a finales de la Edad del Cobre. Asimismo, la asociación de pintura rupestre esquemática con arquitecturas funerarias no es una novedad -dado que ya se había constatado en los túmulos de Terrinches, pero es de gran interés para avanzar en la interpretación y datación de este tipo de grafías que convierten al sitio en que se encuentran, por ministerio de la ley, en bienes de interés cultural.

La monumentalización del paisaje al sur de la meseta mediante grandes complejos tumulares en enclaves de alta visibilidad durante la Prehistoria Reciente es una evidencia ya publicada, pero cuyo alcance está por concretar.

Se ha constatado una diferencia en el ritual practicado en ambos sitios. Mientras que en Castillejo del Bonete las construcciones se orientan mayoritariamente a los solsticios de invierno y verano, en Bocapucheros lo hacen a la constelación de la Cruz del Sur. Así pues, entre las comarcas de Campo de Montiel y Campo de Calatrava parecen existir tradiciones rituales diferentes. La orientación mayoritaria de las caras de los inhumados en La Encantada al sur puede estar confirmando este dato. Hay que recordar que la Cruz del Sur fue la constelación más visible del extremo meridional de la bóveda celeste observable desde las llanuras manchegas en torno al 1500 a.C. Apenas serían visibles durante unas pocas horas durante la noche y se levantarían un máximo de entre 10º y 15º sobre el horizonte, pero serían unos indicadores excelentes del punto cardinal sur; algo parecido a nuestra estrella polar para el norte en la actualidad.

Hasta ahora sabíamos que las personas muertas de la Cultura de las Motillas se enterraban en poblados fortificados en altura, como La Encantada, o en motillas, como las del Azuer, El Acequión o El Retamar.

Recientemente se ha descubierto una nueva clase de lugares específicamente funerarios, que son monumentales y fueron ubicados en lugares de alta visibilidad. Dos ejemplos son Castillejo del Bonete, en Campo de Montiel, y Bocapucheros, en Campo de Calatrava.

La jerarquización detectada en el ámbito funerario y ritual probablemente sea el reflejo de una sociedad desigual. En este contexto, los monumentos funerarios tumulares orientados astronómicamente, que requirieron una importante inversión de trabajo, pudieron funcionar como lugares para legitimar el poder de miembros de la élite social. Son lugares centrales sin poblado asociado, en los que se enterraban personas procedentes de lugares diferentes, como revelan los individuos enterrados en Castillejo del Bonete en el interior de la Meseta en cuya dieta estuvo marcadamente presente la proteína marina.

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