El agua de la Luna está llegando desde la Tierra
Pensamos que la conocemos por completo, pero cada
vez más a menudo, la Luna nos revela su cara oculta y nos exhibe un secreto.
Sea su edad, la influencia que ejerce en nuestra vida o la posibilidad de encontrar
vida allí. Una de las claves en este apartado es precisamente la presencia de
agua en la Luna. Y ahora, un equipo de científicos ha descubierto que los
electrones de la Tierra pueden estar contribuyendo a la formación de agua en la
superficie lunar.
Los resultados de un estudio, publicado en Nature
Astronomy, tienen el potencial de impactar nuestra comprensión de cómo el agua,
un recurso crítico para la vida y futuras misiones humanas, se formó y continúa
evolucionando en la superficie lunar.
"Comprender cómo se produce el agua en la Luna
nos ayudará a comprender cómo se produjo en el sistema solar primitivo y cómo
el agua llegó inevitablemente a la Tierra – explica Thom Orlando, líder del
estudio, en un comunicado -. Puede ayudar a predecir áreas con altas
concentraciones de agua que ayudarán con la planificación de la misión y la
minería de utilización de recursos in situ (ISRU). Esto es absolutamente
necesario para una presencia humana sostenida en la Luna”.
El estudio señala que la producción de agua en
cuerpos sin aire está impulsada por una combinación de viento solar, calor,
radiación ionizante e impactos de meteoritos. El viento solar, una corriente
continua de protones y electrones emitidos por el Sol, que viaja a entre 400 y
800 kilómetros por segundo, es una de las principales formas en que se ha
formado agua en la Luna.
Mientras el viento solar golpea la superficie de la
Luna, la Tierra está protegida gracias a su magnetosfera, un escudo que se
forma como resultado de los campos magnéticos. Sin embargo, el viento solar se
ve afectado por la magnetosfera, formando las luces del norte (aurora boreal) y
las luces del sur (aurora australis) en los polos de la Tierra, y estirando el
escudo, a través del cual pasa la Luna en su órbita alrededor de la Tierra.
Cuando la Luna está en la región del escudo, está temporalmente protegida de
los protones del viento solar, pero aún expuesta a los fotones del Sol.
"Esto proporciona un laboratorio natural para
estudiar los procesos de formación del agua de la superficie lunar – añade el
coautor Shuai Li -. Cuando la Luna está fuera del escudo, su superficie es
bombardeada con viento solar”.
La sorpresa para los autores llegó cuando
descubrieron que, pese a estar en la zona del escudo magnético, protegida del
viento solar, la tasa de formación de agua en la Luna no cambiaba. Dado que el
agua todavía se estaba formando en ausencia del viento solar, los
investigadores comenzaron a teorizar sobre qué podría ser responsable de ello.
"Este trabajo en realidad se basó, en parte, en
nuestros estudios anteriores que examinaban el papel de la radiación ionizante
en las partículas de óxido metálico presentes en los tanques de almacenamiento
de desechos nucleares – señala Orlando -. En ellos demostramos que el agua se
forma cuando un mineral llamado boehmita es irradiado con electrones producidos
por partículas energéticas después de la desintegración radiactiva”.
Si bien la boehmita no existe en la superficie de la
Luna, sí hay minerales con composiciones similares, y el equipo de Orlando
teorizó que, al igual que la boehmita, la irradiación de los electrones podría
estar produciendo agua en los granos de la superficie lunar.
El ciclo del agua del viento solar tiene el
potencial de tener enormes impactos en el descubrimiento humano de la Luna y
más allá. "Si bien algunas de estas moléculas de agua serán destruidas por
el Sol, otras eventualmente llegarán a los puntos fríos en regiones
permanentemente sombreadas en latitudes más altas – concluye Orlando -. Y es en
esas regiones donde se realizarán algunos de los aterrizajes planeados de
Artemisa".
La comprensión de que los electrones de la Tierra
eran parte del ciclo dinámico del agua lunar ampliará aún más nuestro
conocimiento sobre el ciclo del agua en el sistema solar y facilitará las
futuras misiones a otros planetas.
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