El iceberg del tamaño de Mallorca acelera su desplazamiento camino de la costa argentina
No es nada nuevo el derretimiento de icebergs, pero
sí el revuelo que genera el desplazamiento de estas grandes masas de hielo
dadas las consecuencias que podría tener este fenómeno. En este caso, el foco
se centra en el denominado A23a, el iceberg más grande del mundo.
Desplazado desde el mar de Weddell hasta aguas del
Océano Atlántico, su peso es de un billón de toneladas, su grosor es de 180
metros, su volumen alcanza los 1.100 kilómetros cúbicos y cuenta con una
superficie de 3.900 kilómetros cuadrados, siendo el iceberg más grande del
mundo. Para poner en contexto estas cifras, sus dimensiones son casi similares
a las de Mallorca y las Islas Malvinas.
A todo eso, hay que sumarle la altura del mismo, en
torno a los 400 metros. Es decir, tiene el doble de altura que la Torre de
Cristal de Madrid, el edificio más alto de España, con 249 metros. Según
informa la web la British Antarctic Survey, este iceberg se desprendió de la
plataforma de hielo Filchner en 1986 y consideraron probable que fuese
arrastrada por una “corriente circumpolar antártica” hacia las Islas Georgias
del Sur.
En este territorio de ultramar, donde el 75% de su
superficie está cubierto por nieve, se pueden encontrar animales como elefantes
marinos, pingüinos y focas, así como diferentes tipos de aves marinas, entre
las cabe destacar los albatros, petreles, cormoranes, gaviotas o gaviotines de
mar. En estas islas, la población apenas llega a los 1.000 habitantes.
El investigador principal del programa BIOPOLE y
líder científico de ecosistemas en BAS, Geraint Tarling, expuso que el
desprendimiento de icebergs es “parte del ciclo de vida natural” de los
glaciares. “Los ecosistemas polares desempeñan un papel crucial en la
regulación del equilibrio de carbono y nutrientes en los océanos del mundo y se
ven afectados de numerosas maneras por el derretimiento de los icebergs”.
Pese a que una posible colisión con un territorio
provocaría consecuencias devastadoras en la fauna y flora en el mismo, los
expertos recordaron que los icebergs terminan derritiéndose, dejando a su paso
beneficios para el medio ambiente con la consiguiente la liberación de polvo
mineral, que serviría como fuente de nutrientes para los organismos.
Así lo explicó la biogeoquímica, Laura Taylor.
“Sabemos que estos icebergs gigantes pueden proporcionar nutrientes a las aguas
por las que pasan, creando ecosistemas prósperos en áreas que de otro modo
serían menos productivas. Lo que no sabemos es qué diferencia pueden suponer en
ese proceso determinados icebergs, su escala y sus orígenes”.
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