Neurocientíficos descubren el mecanismo de cómo nuestro cerebro decide qué recuerdos borrar de nuestra memoria
La ciencia ha dado un paso adelante en desentrañar
el misterio de por qué recordamos algunos eventos mientras que otros se
desvanecen en el olvido. Un grupo de neurocientíficos ha descubierto que los
momentos de nuestras vidas sobre los cuales reflexionamos poco después de
experimentarlos son más propensos a grabarse en nuestra memoria a largo plazo.
Este hallazgo, centrado en la actividad neuronal que se produce tras
experiencias significativas, sugiere que el proceso de reflexión juega un papel
crucial en la consolidación de la memoria, proporcionando una perspectiva más
profunda sobre cómo nuestras interacciones cotidianas y nuestras pausas para el
pensamiento afectan la permanencia de nuestros recuerdos.
El equipo de investigación, liderado por el doctor
György Buzsáki de la NYU Langone Health, ha observado un patrón de neuronas
disparando "ondas agudas" tras eventos significativos, una secuencia
que parece ser fundamental para la transformación de las experiencias
inmediatas en recuerdos a largo plazo. Estas ondas son descargas eléctricas
concertadas que suceden durante momentos de descanso y reflexión, sugiriendo
que el cerebro selecciona y codifica automáticamente las experiencias en
recuerdos duraderos. Este proceso, aunque mayoritariamente inconsciente,
plantea la posibilidad de que la formación de la memoria pueda ser influenciada
por nuestras acciones, como dedicar tiempo a reflexionar sobre los eventos del
día.
El estudio se apoya en experimentos con ratones en
los que se emplearon técnicas avanzadas para monitorear la actividad del
hipocampo, un área del cerebro esencial para la memoria. Al registrar hasta 500
neuronas simultáneamente, los científicos capturaron las ondas agudas durante
períodos de descanso de los roedores después de haber completado tareas en un
laberinto. Estos descubrimientos no solo iluminan cómo se consolidan los
recuerdos sino que también revelan el papel del hipocampo en este intrincado
proceso, marcando eventos diurnos y experiencias con señales neuronales
específicas que luego son reactivadas y reforzadas durante el sueño.
Los neurocientíficos también encontraron que las
mismas células del hipocampo activadas durante las experiencias diurnas se
reactivaban en patrones de alta velocidad durante el sueño de los ratones, lo
que indica una "reproducción" de los eventos que refuerza la memoria.
Este fenómeno sugiere que nuestro cerebro trabaja intensamente por la noche
para procesar y solidificar las experiencias del día, operando como un curador
que decide qué recuerdos se almacenan y cuáles se descartan. Esta actividad
nocturna, vinculada con las ondas agudas, es un proceso clave en el que se
refuerzan los recuerdos y se garantiza su permanencia en nuestra memoria a
largo plazo.
Los hallazgos de este estudio no solo profundizan
nuestra comprensión del funcionamiento de la memoria sino que también abren
nuevas posibilidades para abordar trastornos de la memoria y del aprendizaje.
La doctora Winnie Yang, co-líder de la investigación, sugiere que estos
descubrimientos podrían influir en el desarrollo de terapias para mejorar la
capacidad de recordar o incluso para ayudar a las personas a olvidar
experiencias traumáticas. La investigación sobre las ondas agudas y su función
en la memoria presenta un emocionante horizonte de posibilidades para mejorar
la salud neurológica y la calidad de vida de las personas alrededor del mundo.
..
Comentarios
Publicar un comentario