El telescopio ALMA consigue fotografiar de manera directa una gigante roja a 180 años luz

La astronomía ha vuelto a superarse. Científicos obtuvieron las imágenes más detalladas hasta ahora de la superficie de una gigante roja a 180 años luz de distancia. Con ayuda del telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) en Chile detectaron una multitud de burbujas de gas caliente emanando del astro. Cada una de ellas es decenas de veces más grande que el Sol.

Las burbujas que se admiran en las imágenes forman parte de un proceso natural de las estrellas llamado convección. Estos cuerpos producen su energía en sus núcleos y la emanan hacía la superficie a través de burbujas de gas caliente. La convección crea estructuras granulares en las estrellas. Cuando las burbujas llegan a su destino, se enfrían y se hunden. Los astrónomos usan la metáfora de una lámpara de lava para explicar cómo funciona la convección de una estrella.

Este viaje de ida y vuelta de energía está bien estudiado en el Sol. Hay telescopios con filtros especiales que lo monitorean las 24 horas e incluso se han lanzado algunos satélites con el único objetivo de observar a detalle el movimiento de la materia sobre la corona. Con las estrellas más alejadas, la historia cambia. Casi todos los instrumentos ven meros puntos a años luz de distancia, pero muy pocos tienen la suficiente resolución como para observar su superficie.

El Observatorio Europeo Austral (ESO) usó su telescopio ALMA para observar la estrella R Doradus durante un mes. El astro está en su fase de gigante roja. Su combustible a base de hidrógeno se ha agotado y ahora utiliza helio. Por ello, su temperatura aumentó y sus capas superiores se expandieron. De acuerdo con la ESO, R Doradus tiene un diámetro 350 veces superior al del Sol.

En el Sol, las burbujas o gránulos convectivos tienen cerca de mil kilómetros de diámetro y solo sobreviven por 10 minutos en la fotosfera. Las estructuras convectivas de R Duradus tienen un tamaño aproximado de 100 millones de kilómetros. Cada burbuja de la gigante roja podría albergar 75 estrellas como nuestro Sol.

Una colaboración entre la misión New Horizons de la NASA y el telescopio Subaru, operado por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón, ha permitido identificar varios asteroides más allá de los límites del cinturón de Kuiper.

Es la primera vez en la historia que es posible investigar los movimientos de la convección con tanta resolución. El ALMA, a diferencia de los instrumentos ópticos, es un radiotelescopio compuesto de 66 antenas de alta precisión. Opera a través de la técnica de la interferometría que combina las señales de las antenas para formar una imagen de un objeto en el espacio.

El vistazo experimental incluso arrojó sus primeros resultados. Las burbujas de R Doradus parecen moverse en un ciclo de un mes. Es una velocidad mucho más rápida de lo que los científicos esperaban. “Todavía no sabemos cuál es la razón de la diferencia. Parece que la convección cambia a medida que una estrella envejece de maneras que aún no entendemos”, dijo Wouter Vlemmings, autor principal del estudio publicado en Nature y profesor de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia.

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