Un experimento científico plantea usar armas nucleares contra un asteroide en caso de amenaza a la Tierra
La humanidad podría recurrir a las armas nucleares
para desviar el curso de un asteroide que se dirija hacia la Tierra, según
planteó un grupo de científicos estadounidenses en un experimento de
laboratorio que consistió en bombardear con rayos X un objetivo del tamaño de
una canica (bola pequeña).
El mayor ensayo a escala de defensa planetaria fue
en 2022, cuando la nave DART de la NASA impactó y alteró la trayectoria de un
asteroide de 160 metros de ancho. Pero la estrategia utilizada por DART podría
no ser suficiente para un objeto más grande, como Chicxulub, un asteroide de
unos 10 kilómetros que impactó la tierra hace 66 millones de años y sumió al
planeta en un invierno que exterminó las tres cuartas partes de las especies
terrestres, incluyendo los dinosaurios.
La película de ciencia ficción “Armageddon”
imaginaba en 1998 un escenario en el que un equipo tan temerario como heroico
viajaba hacia un asteroide de 1000 kilómetros de ancho para volarlo utilizando
una bomba nuclear. Investigadores estadounidenses publicaron esta semana en la
revista Nature Physics un experimento sobre un modelo de asteroide de 12
milímetros de ancho, que fue sometido a una ráfaga de rayos-X en Sandia
National Laboratories de Albuquerque, en Nuevo México.
Esta configuración experimental no simula de manera
exacta una misión de desviación de asteroides con una explosión nuclear. Sin
embargo, este modelo a menor escala proporciona una excelente forma de probar
esta técnica sin la necesidad de realizar una detonación nuclear en el espacio
profundo, lo que representa un avance emocionante, señaló Angela Stickle,
física experta en impactos a alta velocidad del Laboratorio de Física Aplicada
de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.
La máquina es capaz de producir “el haz más
brillante en el mundo”, afirmó a la AFP el principal autor del estudio, Nathan
Moore, que trabaja en el laboratorio. Lo esencial de la energía producida por
una explosión nuclear está bajo forma de rayos-X. Y en el espacio, donde no hay
atmósfera, no habría ni onda ni bola de fuego.
“Es tranquilizador saber que los grandes asteroides
no impactan contra la Tierra muy a menudo. Es aún más tranquilizador saber que
ahora tenemos una forma de prepararnos para esa forma de desastre natural”,
agregó Moore.
En el laboratorio de Sandia, los rayos X
pulverizaron la superficie del mini asteroide y el objetivo fue propulsado en
dirección opuesta. Actuando así como el “motor de un cohete”, según Moore, la
prueba envió el objetivo a 250 km/h, confirmando “por primera vez” teorías que
predecían tal efecto.
Los investigadores utilizaron dos tipos de mini
asteroides, uno hecho de cuarzo y otro de una aleación de sílice. Y concibieron
un modelo para concluir que una explosión nuclear sería suficiente para desviar
el rumbo de un asteroide de cuatro kilómetros de diámetro. A condición de
detectarlo con suficiente antelación...
El modelo utilizado supone una bomba de un megatón,
más de 60 veces más poderosa que la de Hiroshima, que debería estallar a unos
kilómetros de su objetivo, pero a millones de kilómetros la Tierra.
Realizar esta experiencia en condiciones reales
sería peligroso, carísimo y contrario a todos los tratados internacionales.
Pero nada impide estudiar el asunto y “prepararse a todos los escenarios”, pues
como lo explica Moore, “la mayor incertidumbre por ahora” es que hay asteroides
de “todo tipo”.
Mary Burkey, investigadora en el Lawrence Livermore
National Laboratory, en California, efectuó simulaciones informáticas de
utilización de armas nucleares para desviar la trayectoria de un asteroide. Y se
jactó de que sus cálculos concuerdan con las observaciones del equipo del
laboratorio Sandia de Albuquerque. Sus simulaciones muestran que ese tipo de
misión “sería un medio muy eficaz para defender al planeta Tierra de un
impacto”. A condición de que “haya suficiente tiempo tras la misión para que el
impulso producido en el asteroide logre desviar su trayectoria para evitar la
Tierra”, dijo.
Las observaciones y los hallazgos de la
investigación demuestran la necesidad crítica de estrategias de defensa contra
las amenazas espaciales. “Nuestro planeta es golpeado por pequeños asteroides
todos los días. No queremos esperar a que aparezca uno grande para buscar el
método adecuado de desviarlo”, concluyó Moore.
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