Los rinocerontes lanudos tenían joroba

 

Un reciente estudio paleontológico ha revelado una característica física sorprendente en los rinocerontes lanudos, que habitaban Europa y Asia durante la última Edad de Hielo: estos animales poseían una joroba prominente. Este descubrimiento, que aporta nuevos datos sobre la anatomía y adaptación de esta especie extinta, sugiere que la joroba del rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) almacenaba reservas de grasa, similar a la de los camellos actuales, para ayudarlos a sobrevivir en los climas extremadamente fríos.

La investigación, publicada en una revista especializada, se basa en el análisis de restos fósiles bien conservados, hallados en Siberia, que permiten a los científicos examinar con mayor detalle la estructura corporal del animal. Los paleontólogos observaron marcas en los huesos de las vértebras que indican el soporte de una masa muscular y de tejido adiposo adicional en el área de la espalda, formando lo que sería una joroba.

Esta adaptación habría sido fundamental para el rinoceronte lanudo, ayudándolo a resistir largas temporadas de escasez de alimentos en la tundra helada. La joroba no solo servía como reserva energética, sino que también pudo haber jugado un rol en la regulación de su temperatura corporal, actuando como aislamiento adicional en las zonas con menor cobertura de pelo.

Este hallazgo acerca a los científicos un paso más a entender cómo los grandes mamíferos de la Edad de Hielo, como el rinoceronte lanudo y el mamut, evolucionaron para adaptarse a un entorno hostil. Los datos sobre la joroba en los rinocerontes lanudos refuerzan la teoría de que la acumulación de grasa y adaptaciones físicas especializadas fueron esenciales para la supervivencia de estas especies en las duras condiciones del Pleistoceno.

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