Los perros distinguen diferentes idiomas

 

«Los perros de familia están expuestos a un flujo continuo de habla humana durante toda su vida. Sin embargo, se desconoce el alcance de sus capacidades de percepción del habla».

 O se desconocía. Ese es el punto de partida del artículo que publica la revista 'Neuroimage' que recoge la primera demostración científica de que un cerebro no humano, el de los perros, puede diferenciar dos idiomas. El estudio ha sido realizado por un equipo de investigación del Departamento de Etología de la Universidad de Budapest (Hungría).

Cualquiera que haya convivido con un perro ha podido comprobar -quizá no de forma científica, pero sí práctica- que el animal entiende a su dueño hasta extremos asombrosos. La bióloga mexicana Laura V. Cuaya quiso pasar de la impresión subjetiva a la comprobación empírica aprovechando sus propias circunstancias personales y la colaboración de su mascota. «Hace unos años me trasladé de México a Hungría para incorporarme al Laboratorio de Neuroetología de la Comunicación del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd para realizar mi investigación posdoctoral», explica la investigadora y la autora principal del artículo 'Detección de la naturalidad del habla y representación del lenguaje en el cerebro del perro'. «Mi perro, Kun-kun -un border collie de cuatro años-, vino conmigo. Antes solo había hablado con él en español. Así que me preguntaba si Kun-kun se había dado cuenta de que la gente de Budapest hablaba otro idioma, el húngaro».

Cuaya convirtió esta curiosidad en un problema científico que se propuso resolver con un experimento. «Diseñamos un estudio de imágenes cerebrales para averiguarlo». Para poder realizarlo «se adiestró a Kun-kun y a otros 17 perros -9 hembras y todos de entre 3 y 11 años- para que permanecieran inmóviles en un escáner». Mientras estaban en la máquina, «les pusimos fragmentos de 'El Principito' en español y en húngaro. Todos habían escuchado sólo uno de los dos idiomas de sus dueños», por lo que se pudo comparar el efecto en sus cerébros del estímulo generado «por un idioma muy familiar con uno completamente desconocido». También se les puso versiones 'revueltas' en cada idioma, para ver si la reacción era diferente al lenguaje artículado frente al simple sonido de la voz. Lo era / LEER NOTICIA COMPLETA

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