Proponen que toda la humanidad viva en una sola ciudad para salvar el planeta
¿Y si la humanidad entera viviese en una megaciudad
de 10.000 millones de personas para dejar al planeta respirar tranquilo?
Preguntas provocadoras como esta son las que proponen artistas, académicos y
pensadores de todo el mundo en una exposición en Londres que invita a repensar
el futuro.
Con la emergencia climática como punto de
convergencia de las diferentes propuestas, "Our time on Earth"
("Nuestro tiempo sobre la Tierra") trata de agitar la mirada del
público para imaginar una existencia más armónica y respetuosa con la
naturaleza.
De ahí que la macrourbe que propone el artista
australiano Liam Young en "Planet City" se mezcle con las soluciones
adoptadas de las comunidades indígenas que traen las brasileñas Sonia Guajajara
y Célia Xakriabá o con la gran mesa de comedor para todas las especies que
sugiere el colectivo Superflux.
Young muestra una película y una selección de ropa
vanguardista diseñada a partir de materiales orgánicos, acompañadas por las
cifras de la superciudad que congregaría a toda la humanidad y permitiría a la
Tierra regenerarse en paz.
En esa megalópolis imaginaria convivirían más de
10.000 millones de personas, que hablarían 7.047 idiomas, usarían 4.300 millones
de bicicletas para desplazarse, verían más de 42.000 canales de televisión,
visitarían a 6,3 millones de dentistas, consumirían 2.000 millones de tomates y
necesitarían 932 zetabytes de datos.
Todo ello, concentrado en 1,4 millones de barrios y
221.000 kilómetros cuadrados de edificios, con alturas de en torno a los 165
pisos.
"En 'Planet City' vemos que el cambio climático
ya no es un problema tecnológico, sino ideológico, anclado en la cultura y la
política. Esto es una ficción con forma de ciudad", explica Young en una
declaración sobre su obra.
Su propuesta es solo una fantasía arquitectónica
contraintuitiva que desafía la opinión generalizada de que las grandes ciudades
atentan contra el medioambiente, cuando en realidad pueden convertirse en la
forma más sostenible que tiene la humanidad de perdurar en el planeta.
El centro Barbican, hogar de algunas de las
propuestas más innovadoras y alternativas que se presentan en Londres, exhibe
un total de dieciocho proyectos, doce de los cuales comisionados expresamente
para esta exposición.
"Esta exposición sirve para mirar el diálogo
sobre la emergencia climática de una nueva forma y para tener proposiciones
radicales que nos conecten con el mundo natural (...) Podemos mirar al futuro
de la moda y cómo se pueden usar microbios para hacer tejidos", explica el
comisario de la muestra, Luke Kemp. "Un aspecto importante de que lo que
queríamos hacer aquí es aunar colaboraciones, juntando las ideas de académicos
o pensadores con las de diseñadores y artistas", agrega.
Una de estas cooperaciones es la de la destacada
bióloga colombiana Brigitte Baptiste con el londinense Instituto de Moda
Digital, que indagan en el concepto de "ecología queer", entendida
como la manifestación permanente de la diferencia.
"Nuestro tiempo en la Tierra" recibe al
visitante con su primera provocación, que plantea el tono de lo que llegará
después: una mesa a la que se sientan a comer distintas especies, desde una
serpiente a una abeja, pasando por un castor o incluso setas y, por supuesto,
el ser humano. Todos en pie de igualdad, nadie por encima del otro.
.-
Comentarios
Publicar un comentario