Un huevo de avestruz de 5.000 años de antigüedad muestra las pirámides de Egipto antes de ser construidas

 

Un misterioso huevo de avestruz, de 5.000 años de antigüedad, hallado en Asuán, muestra a las pirámides de Egipto antes de ser construidas

En un campamento utilizado por nómadas prehistóricos hace la friolera de 7.500 años, se han encontrado ocho huevos de avestruz junto a piedras quemadas, pedernal, herramientas de piedra y tiestos de cerámica.

El hallazgo, tal como explica la revista Año Cero, se ha producido al sur de Israel, en las dunas de arena de Nitzana del desierto de Negev, según informa el diario Haaretz. Las cáscaras de los huevos estaban en los retos de una hoguera que, posiblemente, sirvió para cocinarlos.

Hasta el siglo XIX, los avestruces salvajes solían deambular por Israel. Además de su valor nutritivo (un huevo de avestruz equivale a 25 huevos de gallina) cumplían otras funciones como cantimplora y también se utilizaban en ritos funerarios y como artículo de lujo.

Según el arqueólogo Amir Gorzalczany, a lo largo de la Edad del Bronce y del Hierro, es decir, en el primer milenio antes de Cristo, los huevos de avestruz se pintaban, grababan o adornaban con marfil, metales preciosos y accesorios de loza, tanto en la antigua Mesopotamia, como el Levante y el Mediterráneo. Puede que incluso antes, a juzgar por el desconcertante hallazgo de un huevo de avestruz en una tumba cercana a Asuán, en Egipto, con una antigüedad de 5.000 años.

Y decimos desconcertante porque en la cáscara, son visibles las tres pirámides de Giza al lado del río Nilo. ¿Pero cómo es posible si estas construcciones no existían hace cinco milenios? ¿Acaso no fueron erigidas en tiempos de los faraones?

Descartado el fraude o el error de datación, sólo hay dos posibilidades: la más razonable es que no sean las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, de hecho, los triángulos son geométricamente isósceles, una forma que recuerda más a las puntiagudas pirámides de Meroe, en la actual Sudán, que a las de Egipto. La otra opción es que las pirámides sean mucho más antiguas de lo que los egiptólogos han datado y los faraones las reutilizaran, lo que resulta sumamente incómodo.

Es importante referir que el gran geólogo egipcio Dr. Farouk El-Baz fue el primero en referirse a que importantes elementos de la cultura egipcia antigua se formaron durante el período neolítico, cuando los habitantes comenzaron a retirarse de las áreas del Sáhara Occidental que, durante el período Holoceno, eran completamente verdes, ricas en sabana y con muchas fuentes. Lo demuestran las numerosas pinturas rupestres en las que observamos gran cantidad de presas como antílopes, elefantes, avestruces, rinocerontes, jirafas y avestruces.

Para mi buen amigo, el doctor Yasser El Laithy, a finales del sexto o principios del quinto milenio antes de Cristo, algunos grupos de habitantes del Sahara Occidental exportaron sus conceptos religiosos y mitológicos al Valle del Nilo dando origen a la cosmogonía egipcia.

Así descubrió como la famosa paleta de Narmer estaba inspirada en grabados prehistóricos de los abrigos de la región de Gilf al-Kabir dibujados varios cientos de años antes de su aparición en la civilización del antiguo Egipto, tal como puedes ver en la imagen. ¿Sucedió lo mismo con las pirámides?

Lo cierto es que la proporción de los triángulos del incómodo huevo de avestruz no coincide con las tres pirámides de la meseta egipcia, donde la de Micerinos tiene claramente un menor tamaño. Entonces, si no son las pirámides, ¿qué representan?

La clave podría residir 160 en fichas de hueso y marfil del tamaño de estampillas que fueron halladas durante la campaña de excavaciones que tuvo lugar en 1988 en los cementerios reales de Abydos, en Umm el-Qaab.

El arqueólogo alemán Günter Dreyer buscaba allí las tumbas de la dinastía Cero y dio con una misteriosa tumba de doce estancias, con 5.250 años de antigüedad. En su interior encontró referencias a una figura mítica predinástica, un tal rey Escorpión. Y, aunque el sepulcro había sido expoliado, hallaron un cetro de marfil en forma de cayado (como el de Narmer), símbolo del poder real, y unos cuatrocientos recipientes cerámicos con el símbolo del escorpión, así como las fichas de marfil que tenían dibujados en su superficie árboles, aves, serpientes, elefantes y montañas con una factura similar a la de los dibujos primitivos que decoran cuevas y vasijas prehistóricas.

Dreyer descubrió que los símbolos representaban el sistema más antiguo de escritura conocido. Un elefante sobre unas montañas era la representación del lugar: Abydos. El elefante tenía el valor fonético de “Ab” y las montañas el sonido “Yu”, las sílabas “Ab-Yu” juntás es Abydos.  Lo curioso es que las montañas representadas son muy parecidas a las “pirámides” del huevo de avestruz: ¿Representan entonces montañas?

Mientras para la arqueología el misterio está resuelto, otros –que incluyen al doctor en antropología y prehistoria Yasser El Laithy- no lo tienen nada claro. Las líneas horizontales de los triángulos del huevo parecen representar las hileras de roca que, posteriormente cubrirían los faraones para pulir su superficie. Y, a su juicio lo confirma el río que está situado a su derecha, para algunos una simple serpiente, para otros el río Nilo.

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