EE.UU. empieza a usar nitrógeno para ejecutar a sus condenados a muerte
La condena a muerte que Estados Unidos prevé aplicar
este jueves contra el reo Kenneth Eugene Smith pondrá a prueba un método
inédito, el gas nitrógeno, que está en el punto de mira porque sus detractores
denuncian que puede provocar dolor excesivo en el proceso e incluso suponer una
tortura.
Alabama es, junto con Oklahoma y Mississippi, uno de
los tres estados del país que permite su uso en sentencias de muerte ante la
creciente dificultad de conseguir los fármacos de las inyecciones letales
debido a la negativa de las farmacéuticas a que sean usados con ese propósito.
A Smith, de 58 años y condenado en 1989 por el
asesinato a sueldo de una mujer, le ha tocado ser el "conejillo de
indias", según denuncia él mismo en una infructuosa batalla legal para
intentar evitarlo.
La hipoxia por nitrógeno es un procedimiento en el
cual nitrógeno puro o en una concentración lo suficientemente elevada como para
resultar letal se inhala hasta provocar asfixia. El preso lo recibe a través de
una mascarilla hermética.
El protocolo para su aplicación redactado por el
Departamento Correccional de Alabama en agosto del año pasado exige a sus
técnicos comprobar que el volumen de gas en el cilindro supera el umbral mínimo
de aceptación.
Ese documento especifica que cuando se utilice
nitrógeno en las ejecuciones no se permitirá la presencia de un asesor
espiritual en la llamada "cámara de la muerte" a menos que este
último haya firmado un consentimiento frente a posibles riesgos.
La recta final de cara a ese momento, que Smith
tiene fijado este jueves a las 18:00 hora local (00:00 GMT del viernes), empezó
siete días antes. Durante al menos dos días, los miembros del equipo de
ejecución deben revisar un proceso que incluye ensayar el traslado del reo
desde su celda hasta la cámara letal.
Alabama ha ocultado algunos detalles en ese
protocolo público, pero la coreografía estipulada detalla que los funcionarios
designados deben extraer la mascarilla, conectarla al tubo de respiración y
colocar el material en el lugar fijado dentro de la sala.
En la pared habrá medidores de oxígeno que se habrán
verificado varias veces para garantizar que están cargados y que la alarma
sonora funciona.
A Smith, según esa hoja de ruta, se le colocará un
oxímetro de pulso que muestra el nivel de saturación de oxígeno en la sangre.
Tendrá la oportunidad de pronunciar un último discurso de no más de dos minutos
de duración y la administración del nitrógeno en sí no se prolongará más de 15.
Antes de que el personal entre a la sala para
declarar su muerte, se ventilará la sala.
Smith, según indicó el miércoles la cadena CNN, no
tendrá permitido comer desde sus diez de la mañana para minimizar el riesgo de
vómitos y de que pueda ahogarse al inhalar o tragar sus propias expulsiones a
través de la mascarilla.
Amnistía Internacional recuerda que en noviembre de
2022 se le intentó ejecutar con una inyección letal pero hubo problemas a la
hora de introducirle las vías intravenosas.
Una corte federal describió ese episodio como
"espantoso", según la ONG, y tres jueces del Supremo lo calificaron
de tortura, haciéndole padecer "enormes dolores y sufrimientos" que
le provocaron un trastorno de estrés postraumático.
Aunque el estado de Alabama alega que la hipoxia por
oxígeno es el método de ejecución "más indoloro y humano conocido por el
hombre" y sostiene que resulta en una rápida inconsciencia, las alertas al
respecto han llegado incluso desde la ONU.
La alta comisionada para los Derechos Humanos,
Ravina Shamdasani, ha expresado su profunda preocupación y ha pedido al estado
de Alabama no solo que detenga la ejecución de Smith, sino que se abstenga de
llevar a cabo otras de ese tipo en el futuro.
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