¿IMPOSIBLE? ¡Detectan galaxias más antiguas que el Big Bang!
Un trabajo científico, liderado por el investigador
del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Martín López Corredoira, ha
encontrado que algunas galaxias masivas muy lejanas parecen ser más viejas que
lo que predice la cosmología estándar para datar la edad del Universo.
El estudio, publicado en la revista The
Astrophysical Journal, se basa en el análisis de datos, obtenidos recientemente
por el telescopio espacial James Webb, de galaxias que existían cuando el
Universo tenía solo entre un 4 y un 5 % de su edad actual según el modelo
cosmológico predominante, informa el IAC en una nota.
Los investigadores concluyen que la edad promedio de
algunas de estas galaxias no sería compatible con la edad aceptada para el
Universo. No obstante, indican que se requerirán más trabajos posteriores
independientes para corroborar este resultado.
Según el modelo cosmológico estándar, la edad del
Universo es de unos 13.800 millones de años. Así, basándose en datos de muy
alta resolución y sensibilidad del telescopio espacial James Webb sobre la luz
que llega de galaxias con desplazamiento al rojo de alrededor de 8, que
existían cuando el Universo tenía unos 600 millones de años, el equipo ha
estimado que estas galaxias tienen, con una probabilidad mayor al 95%,
poblaciones estelares de entre 900 y 2.400 millones de años.
El IAC indica que eso quiere decir que sus estrellas
se habrían formado varios cientos de millones de años antes del Big Bang.
El rango de edades estimado para estas galaxias se
ha obtenido suponiendo que las poblaciones estelares y la extinción de la luz
de las galaxias producida por el polvo puede modelarse como en galaxias
cercanas.
Dada la secuencia de formación de estrellas y
ensamblaje de galaxias en el modelo estándar, estas galaxias deberían ser
incluso más jóvenes que unos 300 millones de años en promedio. Sin embargo,
esas edades quedarían excluidas según este trabajo con una probabilidad mayor
del 99,97%.
Este estudio está relacionado con lo que se ha
denominado el “problema de las galaxias increíblemente tempranas”. Para Fulvio
Melia, investigador de la Universidad de Arizona y uno de los coautores del
presente artículo, “el descubrimiento de galaxias bien formadas en una etapa
tan temprana de la historia del Universo ha sido muy inquietante para muchos
astrónomos y cosmólogos porque nadie tiene una explicación válida de cómo pudieron
haberse formado”.
El astrofísico añade que el trabajo presentado hace
que la situación sea aún más desconcertante para la imagen cosmológica
convencional. Utiliza una comprensión científica más avanzada «para mostrar que
las estrellas en estas galaxias ya eran más viejas que el Universo mismo, lo
cual no tiene sentido”.
Martín López Corredoira, investigador principal de
la publicación, señala que este resultado puede indicar la necesidad de
considerar cosmologías no estándar.
No obstante, aclara que las conclusiones del
artículo son el resultado de varias aproximaciones en astrofísica estelar y
modelos de extinción por polvo. Por ello, deben tomarse con cautela. E insiste
en que es necesaria más investigación para confirmar la posible existencia de
galaxias más viejas que el Universo del modelo cosmológico estándar.
“En el caso de que el problema estuviera en el
modelo cosmológico, esto no significaría necesariamente que no haya un Big
Bang, un comienzo del Universo. No es necesario echarlo todo abajo, pero sí
habría que repensar alguno de sus elementos”, añade Corredoira.
Según los autores, hay modelos cosmológicos
alternativos, como el denominado “Rh=ct” o “masa activa cero”, propuesto por
Fulvio Melia. Modelos que suponen un Universo en expansión con un comienzo y
otras características similares al modelo estándar, pero con una expansión de
ritmo constante, sin la aceleración de la expansión del Universo asociada a la
energía oscura.
Agrega que con este modelo, la edad del Universo en
que son observadas estas galaxias sería de unos 1.500 millones de años (en vez
de los 600 millones de años del modelo estándar), «lo cual resolvería la
cuestión. Es una de las posibles hipótesis que se abren ante este resultado”,
concluye Corredoira.
Este trabajo se basa en el análisis de datos
obtenidos por el telescopio espacial James Webb, operado conjuntamente por la
estadounidense NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial
Canadiense (CSA).
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