LHS 1140 b, el exoplaneta en forma de ojo que puede ser habitable

 

Desde que los humanos miramos las estrellas, nos fascina la búsqueda de vida más allá de la Tierra. ¿Puede que esa búsqueda termine pronto? Echa un vistazo a este planeta. Es como un globo ocular gigante. Se trata del exoplaneta LHS 1140 b, que, según los científicos, podría ser un candidato perfecto para descubrir agua líquida fuera del sistema solar. Gracias a la potencia infrarroja del telescopio espacial James Webb, este mundo no tan distante, podría ser un planeta con un océano parecido a un iris rodeado por un mar de hielo sólido, lo que lo convierten en un candidato idóneo a ser un mundo potencialmente habitable.

Los astrónomos emplearon el Webb para analizar la atmósfera del exoplaneta previamente descubierto en 2017. Sus observaciones confirmaron que no solo podría tener un océano de agua líquida de unos 4.000 kilómetros, sino también una atmósfera rica en nitrógeno, al igual que la Tierra (de hecho, constituye el 78 por ciento de la atmósfera de la Tierra).

"De todos los exoplanetas templados actualmente conocidos, LHS 1140 b bien podría ser nuestra mejor apuesta para algún día confirmar indirectamente la presencia de agua líquida en la superficie de un mundo alienígena más allá de nuestro sistema solar", explicó Charles Cadieux, de la Universidad de Montreal y autor principal del estudio que recoge la revista The Astrophysical Journal Letters. "Este sería un hito importante en la búsqueda de exoplanetas potencialmente habitables".

LHS 1140 b tiene 1,7 veces el tamaño de nuestro planeta Tierra y 5,6 veces su masa (aunque es más grande que nuestro planeta sigue entrando en el promedio de un mundo terrestre), y es el exoplaneta de zona habitable más prometedor encontrado hasta ahora en la búsqueda de agua líquida más allá del Sistema Solar. Según los datos, entre el 10 y el 20% de su masa podría estar compuesta de agua.

"Esta es la primera vez que hemos visto un indicio de atmósfera en un exoplaneta rocoso o rico en hielo en una zona habitable", apuntó Ryan MacDonald, miembro Sagan de la NASA en el Departamento de Astronomía de la Universidad de Michigan, quien ayudó en el análisis de LHS 1140 b.

Orbita bastante más cerca de lo que nos imaginaríamos para un mundo en el que se espera que podría tener agua líquida: LHS 1140 b completa una órbita completa en poco menos de 25 días. Si está tan cerca, ¿por qué están los científicos sugiriendo que puede haber agua líquida y no evaporarse por las altas temperaturas? Porque resulta que, a pesar de la cercanía con su estrella, su sol anfitrión es una enana roja fría y tenue, así que entraría en lo que conocemos como “zona habitable” de la estrella. Ni tan frío como para que el agua se congele, ni tan caliente como para que se evapore este preciado líquido. Su estrella es LHS 1140 y está a unos 39 años luz de distancia en la constelación de Cetus. Es tan pequeña que apenas tiene una quinta parte del tamaño de nuestro Sol (y tiene, aproximadamente, 5.000 millones de años).

Si bien la mayor parte del planeta podría estar congelada, los investigadores observaron que el lado que se asemeja a un "iris" de un ojo, podría alcanzar los 20 grados Celsius en su superficie, lo suficientemente caliente como para crear una piscina habitable para la vida marina.

"Detectar una atmósfera similar a la de la Tierra en un planeta templado está llevando las capacidades de Webb al límite; es factible; sólo necesitamos mucho tiempo de observación", comentó también René Doyon, físico de la Universidad de Montreal y coautor de la investigación. "El indicio actual de una atmósfera rica en nitrógeno requiere confirmación con más datos. Necesitamos al menos un año más de observaciones para confirmar que LHS 1140b tiene una atmósfera, y probablemente dos o tres más para detectar dióxido de carbono".

Si bien este no es el primer planeta descubierto dentro de la zona habitable de su estrella, sí ofrece una oportunidad extraordinaria a los científicos para realizar más estudios, ya que la estrella orbitada por este exoplaneta está relativamente tranquila y hace que sea más sencillo desentrañar el ruido de las manchas y erupciones solares. Eso sí, dada la visibilidad limitada de LHS 1140 b con Webb, ya que solo puede visitarlo ocho veces al año, serán necesarios varios años de observaciones para detectar dióxido de carbono y confirmar la presencia de agua líquida en la superficie del planeta.

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